La navidad del 2013
Bernardo, un viudo de 86 años, le
pidió a los Reyes Magos un nieto y Alberto cumplió su deseó y lo adoptó.
Se conocieron en la residencia cuando Alberto visitaba a su abuelo, que
falleció hace casi un año. Consciente de la soledad que acompaña a los mayores
no solo adoptó a Bernardo sino que decidió propagar su iniciativa hasta
convertirla en una fundación:
Adopta un Abuelo, que a día de hoy cuenta con más de 100 voluntarios y ha
logrado que un centenar de mayores, la mayoría sin familia
cercana, tengan nietos.
En España hay más de un
millón y medio de ancianos que vive en soledad. Según diferentes estudios, más del 59% de las personas de la tercera
edad se sienten solas, un sentimiento que les genera
inseguridad, tristeza y depresión.
La
ilusión que mueve a la fundación Adopta Un Abuelo
no es otra que la de paliar la soledad de los mayores con instrumentos tan
sencillos como son el cariño y la compañía para que se sientan acompañados y
queridos. Cada mayor es acompañado una
vez por semana durante nueve meses por dos
universitarios, para no crear dependencia y por si uno no puede, que el
encuentro tenga lugar igualmente.
El proyecto beneficia a
ambas partes porque los jóvenes aprenden experiencias de los mayores y éstos a
su vez se sienten acompañados y se contagian de la vitalidad de los más
jóvenes. Y es que el objetivo de Adopta Un Abuelo no es solo el de paliar la soledad de los
mayores, sino también, resaltar la figura de los abuelos y
abuelas.
Son historias de afecto, cariño, comprensión
y aprendizaje de la vida tanto para mayores como para
voluntarios. Un encuentro
lleno de ilusión y respeto por ambas
partes y es que aunque no les unen lazos de sangre sí unos grandes vínculos
emocionales.
este proyecto, que suma ya a medio millar de jóvenes que han ofrecido
15.000 horas de compañía a 250 ancianos de 27 residencias de una veintena de
ciudades, Alberto Cabanes, lo ideó tras comprobar en las visitas que hacía a su
abuelo que muchos ancianos que viven en residencias no disfrutaban de esa
compañía de un nieto y anhelaban intercambiar caricias o historietas y una mano
a la que aferrarse.
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