La ganadería es responsable del 18% de las
emisiones de gases de efecto invernadero medidas en equivalentes de CO2.
Específicamente es responsable del 9% de las emisiones de CO2 (principalmente
por deforestación), el 37% de las emisiones de metano, CH4, (fundamentalmente
por la digestión de los rumiantes) y el 65% del óxido nitroso (por el
estiércol). Asimismo, emite 2/3 de las emisiones antropogénicas de amoníaco,
gas con un papel importante en la lluvia ácida.
La ganadería utiliza el 8% del agua mundial, un elemento cada vez más
escaso y para muchos, origen de futuras guerras. Se estima que para producir 1
kg de carne de vacuno intensivo son necesarios 20.000 litros de agua. La
ganadería intensiva es, además, la mayor fuente de contaminación del agua,
contribuyendo a la eutrofización y degradación de ríos y litorales. Las fuentes
de contaminación proceden de las heces, residuos de los piensos (antibióticos,
metales pesados), hormonas, así como de los pesticidas y fertilizantes
utilizados en los monocultivos de grano para pienso.
Soluciones
· Mejorar la dieta de los
animales para reducir la fermentación intestinal y la erosión
· Utilizar
métodos de conservación del suelo
· Pagar para
el uso del suelo para la ganadería para limitar su degradación
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